Elección y redimiento de las lanas

A la hora de comprar la lana, para tejer una prenda, conviene tener en cuenta:

• A igualdad de peso, conviene preferir las madejas más voluminosas: una lana ligera y esponjosa es más cálida y de buen rendimiento. Hay que descartar las madejas chatas: frecuentemente (su precio en general es muy ventajoso) están hechas con hebras de deshechos que resultan poco cálidas.

Una cualidad primordial a tener en cuenta es la elasticidad. Para verificarla basta apretar la madeja que se desea comprar: si queda chata, renunciemos a ella (ciertas lanas cardadas pueden tener un aspecto voluminoso y cálido y no dar buen resultado). Si por el contrario, la madeja recobra enseguida su volumen primitivo, su calidad es sin duda excelente.

La calidez de una lana depende del aire que encierran sus fibras: éste hace las veces de pantalla contra el aire del ambiente y da el tejido una inusual calidez. Cuanto más finas son las fibras, más elásticas son y acumulan más aire. Atención: por razones de precio, las lanas muy gruesas raramente son fabricadas a partir de fibras finas.

Según las características de la prenda a realizar, la torsión de la lana juega un importante rol. Cuanto más retorcida está la hebra, más sólida es y más caída tendrá el tejido. La torsión está a menudo en relación directa con la calidez, porque siendo la fibra más apretada la aislación es menos densa.

Por el contrario, si la torsión es floja, la lana ofrecerá un aspecto esponjoso, necesario para prendas livianas y sobre todo para el ajuar del bebé.

Una lana de torsión floja permite adelantar el tejido rápidamente que otra de torsión muy cerrada (por lo tanto, la primera permite un ahorro de madejas)

(imagen de la web)